
Con este título quiero comenzar una nueva sección en Periodismo Global que estará dedicada a recordar aquellas viejas glorias de la televisión que tantos buenos recuerdos nos suelen traer cada vez que se nos vienen a la cabeza.
Para quienes ya hemos superado la barrera de los treinta no deja de ser un placer remontarse a esos años en que la mal llamada "caja idiota" nos mantenía por horas frente a ella en una época de grandes problemas. Estoy hablando de la segunda mitad de los '70 y la primera de los '80, cuando en Chile se estaba bajo el autoritario gobierno de Augusto Pinochet y en el mundo nada hacía suponer que la Guerra Fría se acabaría.
Antes de 1978 los programas se transmitían en blanco y negro y debíamos conformarnos con la oferta de sólo cuatro canales. Ni siquiera la llegada del color varió la oferta, hasta que en 1987 llegó el cable al país y el 90 comenzó sus transmisiones
Megavisión (con lo cual tampoco fue mucho lo que se avanzó, pero bueno).
Sin embargo, esa misma pobreza -que era más de cantidad que calidad- permitió que quedaran fijos en nuestras memorias la mayoría de los programas que se daban, por más estúpidos que fueran. A fines de los '70 en que luego del colegio, especialmente en invierno, se llegaba a la casa y no existían computadores ni juegos de video (bueno, sí, estaba el "Pong"), el mejor panorama era sentarse a ver la tele mientras comíamos pan con palta.
Cómo olvidar los primeros dibujos animados japoneses que llegaron, como
Heidi,
Jet Marte y
Candy, donde por primera vez el drama se entregaba a raudales a los niños. O esas series con personajes de carne y hueso donde se mostraba un Tokyo apocalíptico luego de la destrucción provocada por las peleas que
Ultraman y
Ultraseven tenían con toda clase de monstruos espaciales.
De aquellos años, fines de los '70, recuerdo muy bien a
Los Bochincheros (un saludo a la Tía Pucherito que sé que me lee) que transmitía el entonces Canal 9;
Ya somos amigos con la Tía Patricia y Preguntón, y
La Cafetera Voladora -ambos de Televisión Nacional-; y
Sacapunta en Canal 13, un programa que terminó animando nada menos que Mandolino cuando se murió el Tío Alejandro. De
Pin Pon no me pregunten porque no me acuerdo, que tan viejo no soy.
En esos años en blanco y negro las noticias de
Teletrece y
60 Minutos no nos llamaban particularmente la atención, aunque paradójicamente nunca he olvidado esta frase de Raúl Matas que pronunciaba al inicio de cada edición del noticiario estatal: "las buenas y las malas noticias". Eso sí, recuerdo perfectamente
TV Tiempo (que daban después de las noticias) con Willy Duarte, así como su precoz fallecimiento que a todos nos dejó marcados... "Se murió el pelao del tiempo".
Las series eran habituales en un medio donde aún los programas de factura nacional eran pocos. Pero habían, como
Sábados Gigantes y el
Dingolondango. Del primero sobran las referencias, pero del segundo vale hacer una mención ya que fue en este programa donde Chespirito y su grupo estuvieron invitados. Fue en 1977, cuando el Chavo realizó su histórica visita a Chile, en que llenó dos veces el Estadio Nacional. Yo no fui, pero lo vi en el Dingolondango. (Y posteriormente
lo conocería en persona).
Creo que recordar aquellos años a través de la televisión da para mucho. La cultura pop surgida de esa etapa, marcada en la memoria colectiva de todos quienes fuimos niños en aquel entonces, es un tema. Un tema que iremos revisando regularmente en este blog.
Aprovecho de sugerirles que visiten un nuevo blog que está dedicado, precisamente, a recordar viejos tiempos. Se trata de
Cabros de los ’80, un sitio creado desde España por Miguel Estrugo, de quien ya he hablado anteriormente, y en donde yo participo. De hecho, esta crónica también será publicada ahí.
Para terminar, quiero dejarles un par de enlaces a ver si refrescan la memoria. Para verlos, piquen sobre cada imagen: